Y bueno... ¡capítulo nuevo! :,D (Y recien salido del horno (?)).
Disfrútenlo ^^
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Descubrió que aquello no era
plástico, si no que era una pedazo de cartulina. Pasó la yema de sus dedos
sobre los puntos en relieve. Algo dentro de Erwin sintió curiosidad por lo que
querían decir…
Había estado investigando esa
noche, incluso se había saltado la cena para poder buscar aquello, y después de
unos instantes había dado con lo que tanto quería saber.
El significado de aquellos
puntos.
15 -1622899
¡Le había dado su número de
teléfono! Algo dentro de él saltó y lo hizo sonreír como un idiota. Tenía su
número, ella le había dado su número, ella se lo había entregado de esa forma
para que no dijera nada sobre eso…
Ella quería que la llamase…
Definitivamente, eso sí lo hizo
sonreír como un idiota. Con la puerta de su habitación cerrada, él se tiró
sobre la cama, sosteniendo con fuerza el celular en la mano, y se quedó mirando
el techo de un blanco mugroso. Se sentía como una colegiala, cuando la cosa
debería ser al revés. Apretó con más fuerza su celular, e hizo una mueca. ¿La
llamaba? ¿No la llamaba?
¿Llamar o no llamar? Esa es la
cuestión…
Apretó los labios con fuerza y
se sentó en la cama, soltando un largo y sonoro suspiro. Tomando una bocaza de
aire -que le sirvió más que nada para juntar coraje -, desbloqueó la pantalla y
comenzó a marcar el número.
El tono de espera comenzó a
sonar.
Finalmente atendieron.
-¿Hola…?
Erwin se quedó un momento en su
cama, mirando la pantalla del celular brillar. La había llamado y ella estaba
hablando, ¡debía decir algo! ¡¡Cualquier cosa!!
-¿Erwing?
Soltó un gruñido casi
inevitable. Odiaba cuando le decían “Erwing”. Lo hacía sentir idiota sobre su
nombre.
-¡Ja, ja! ¡Pero si eres tú! Te vendría
bien dejar de gruñir tanto y comenzar a hablar un poco más. No sé si te
enteraste, pero nosotros, los “normales” tenemos algo llamado idioma… solo para
que te enteres
Erwin soltó una carcajada y
escuchó a la joven unírsele.
Muchos a primera vista
cometerían el error de marcarla de débil.
Muchos al conocerla creerían que
el ser ciega la había amargado.
Muchos al pasar un par de horas
con ella terminarían pensando que era cruel.
Erwin había pasado apenas una
hora con ella, y pensaba que era genial. Casi la persona más inteligente que
había visto.
Era una lástima que no lo viera…
o tal vez una ventaja. Erwin no parecía la clase de chico que realmente era,
para su desgracia.
Tal vez de haberlo visto nunca
se le hubiese acercado…
-¿Erwing…? Si no contestas te
diré “Erwinggg” por el resto de tu vida –le amenazó la muchacha desde el otro
lado del auricular.
Erwin se acercó el celular al oído
y con un poco de desgana dijo –Espera un minuto. –la muchacha se calló, y el
fue a buscar el manos libres de su mochila. Con el no tendría que dar
explicaciones a una posible madre que entrase a su habitación de improvisto.
-¿Listo, señor ocupado? –preguntó
la joven.
-Listo –le respondió Erwin.
-Muy bien… llamaste.
-Hasta donde sé…
-¡Ja, ja! ¡Eres un idiota! La gente
me creería loca si les contará como eres.
-No digas… -se interrumpió –bueno,
en realidad tienes bastante razón con eso.
-¡Por supuesto que la tengo!
¿Eres idiota? ¡Yo soy la más inteligente de nosotros dos.
-Eso es debatible.
-¡Oh, vamos! Apuesto a que ni siquiera
pudiste sacar mi edad todavía.
-¿Tu edad?
-La última vez que comprobé no estabas
sordo, por lo que, ¡sí, mi edad!
Erwin rió por lo bajo, y se
aclaró la garganta.
-Pues lamentó informarte que el
de la vista de nosotros dos soy yo, por lo que puedo decir cuál es tu edad
-¿Ah, sí? Entonces dime… ¿Cuánto
me das?
-Diecisiete –le dijo sin duda
alguna.
-Nope.
-¿Qué? –le preguntó confundido.
-Que no, genio. Esa no es mi
edad.
-Entonces…
-¡Mi turno! Yo digo que tienes
unos… ¿Dieciocho?
-… No.
-Mientes.
-¡No lo hago! No tengo dieciocho,
punto final.
-… -la muchacha suspiró.
-¿Dieciséis?
-¿Qué? –preguntó confundida.
-¿Si tienes dieciséis?
-¡Ja, ja! Creó que
intercambiamos roles… ¡Ahora tu eres el ciego! ¡JA, JA!
-Agh… ¿entonces cuánto?
-Así no funciona el juego
-¿Cuánto? –le preguntó Erwin sin
ningún animó en su voz. Era extraño estar con ella, incluso solo hablar con
ella lo ponía así. Frustrado y de repente, agotado. Era imposible sentir esa
cantidad de emociones en una misma hora, ¿verdad?
Ni él mismo entendía que le
pasaba.
Y ella se encontraba exactamente
en la misma situación.
-… Veintidós –respondió sin
animó la muchacha. ¿Por qué era él siempre el que arruinaba la alegría?
-… Estas bromeando –le preguntó
consternado él. ¡Veintidós! Se llevaban exactamente, ¿cuánto? Cuatro o cinco
años… por alguna razón eso lo tiró lentamente abajo. Se sintió un niño de un
momento a otro, y al parecer la joven se había dado cuenta de esto. Por alguna
razón, los años terminaron asustándolo un poco.
Definitivamente sus pintas no
mostraban como era realmente.
-Ya es tarde, debo irme a
dormir. Hasta pronto… Erwin.
La llamada se cortó.
Ella no le dio ni tiempo a
despedirse. Probablemente porque él no quería despedirse. Él simplemente deseó
cortar de una vez. Y eso es lo que habría hecho. Definitivamente los años no
eran muchos, comparados con otras personas, pero… ella ya tenía cinco años
cuando él nació. Ella tenía seis cuando él comenzó a gatear. Tenía siete cuando
él comenzaba a aprender a hablar.
Mirándolo de esa forma, la cosa
asustaba un poco.
Era un idiota, ella tenía razón.
¡Eran solo cinco años! Había parejas con más años de diferencia que ellos, pero
aun así… era extraño.
Tal vez hubiese preferido no
saber su edad jamás. ¿Por qué había propuesto ese juego? Tal vez para darse
cuenta cuanto lo desilusionaría cuando se enterase.
Ella supo que eso iba a pasar.
Era inteligente. Y él un idiota.
No debió haberla conocido.
Por un momento se imaginó un
futuro. Ella era más adulta que él. Ella sabría más sobre la vida que él. No,
en realidad, ella conocía mejor la vida que él. ¿Cómo lograría siquiera
complacerla? Ella esperaría cosas de él, que él simplemente no conocía.
Los años entonces si parecieron
muchos, y eso lo desilusionó bastante. ¡¿Por qué seguía pensando en eso?! Debería
estar pensando en disculparse, en llamarla diciéndole que aun quería hablar con
ella pero… de repente no sentía ganas de hablar con ella.
De repente quería no volver a
verla.
Los años tal vez eran solo una
excusa, pero por alguna razón él no podía. Simplemente no podía. Lo que más le
pegaba era que… ¿se había imaginado un futuro con ella? Y lo peor de todo era
que…
Este no resultaba bien.
Él sabía que ella no era ese
tipo de persona, pero aun así no quería tener que cumplir con expectativas. No quería
tener que competir con el tiempo. Con la experiencia. Tener que aprender cosas
antes de su momento.
No quería tener que crecer aun
más por ella.
A fin de cuentas, si era sobre
la edad. Si ella le hubiese dicho que tenía catorce seguramente no se hubiese
hecho problema. Ella sabía en que se metía sin que él se lo dijera, pero este
caso era diferente. Él no sabía en que se metía. Él no quería saber en qué se
metía…
Pero quería ir con ella…
Abrió los ojos bien grande, se
sentó en la cama y sujeto su flequillo con una mano. ¿Sería capaz de arrojarse
a la interpedie de la madurez por ella? ¿Hacer la vista gorda? No. Debía ser
como ella.
Debía cerrar los ojos y no ver
nada.
Tenía que ser ciego ante el
tiempo, la edad y la madurez.
Debía hacerlo.
No iba a madurar por ella, pero
si iba a dejar que lo guie. Ella sabía más, ella lo ayudaría, y él sabía que
ella, al fin y al cabo, no esperaría nada de él.
Solo querría estar con él.
Y no se equivocaba…
Ella quería estar con él.
Pero aun no lo sabía…
Wow, leo un manga en el que ambos protagonista tienen una diferencia de 4 años, y no quieren establecer una relacion por eso (y otros motivos claro).
ResponderEliminarQuedo muy bonito el cap, pero me entristecio :(
Dios, ¿cómo se llama? Necesito leerlo +-+
EliminarY a mi me puso más triste tener que escribir esto. ¡Y pensaba hacer un momento feliz! Pero me agarro el bajón de alegría y bueno... este es el resultado xD
Igual tranquila, aun tienen un futuro muy atareado (?)
Espero (?)
EliminarSe llama Skip Beat