-Dinos…
-¿De quién gustas…?
Una simple pregunta, la cual ya tenía respuesta en mi vida desde
hacía varios días, pero… simplemente no podía… Había decidido olvidarlo hace
tanto tiempo, y ahora estaba allí, sin ninguna escapatoria, sin ningún lugar a
donde correr o siquiera esconderme.
Sola…
-¿No piensas responder…?
-¡No te hagas la difícil!
Era tan complicado decirlo en voz alta… tan horrible era el
simple hecho de aceptar que todo el mundo que había creado era una ilusión en
mi cabeza… Después de todo, ¿qué había logrado después de todos estos años?
Nada más que una simple amistad… una simple visión de hermana menor ¿Para qué?
Yo nunca quise su amistad…
Yo solo lo quería a él…
Un simple capricho, un deseo que no iba a lograr cumplir,
pero al cual me negaba a renunciar… solté un bufido y las miré, forzando una
tímida sonrisa en mis labios, obligándome a mi misma a fingir que todo iba
bien… a mantenerme encerrada en esta ilusión que había creado…
-No me gusta nadie… -mentí,
engañándome a mí y a mi corazón, el cual latía cada vez que él se me acercaba,
cada vez que él me pedía algo… cada vez que le oía pronunciar mi nombre… La garganta
comenzó a dolerme y sentí como las lágrimas se acumulaban peligrosamente en mis
ojos ¿Qué me pasaba? ¿Qué era todo eso? Solté un suspiro, sin significado
alguno, el cual logró llamar la atención de todas las presentes…
-¿Qué te ocurre, Rebecca? –me preguntó angustiada Gigi. Le
sonreí, pero ese simple acto hizo que todas las lágrimas que tenía retenidas, salieran
de mis ojos e invadieran mis mejillas. Solté una bocaza de aire y comencé a
llorar angustiada. Todo se había vuelto tan confuso en mi cabeza… todo estaba
girando de una forma tan anormal… ya no quería respuestas… ya no quería acciones…
lo quería a él…
Solo a él...
-¿Es que él no lo sabe?
-¿O acaso no te corresponde?
-¿O son ambas, Rebecca? –insistieron las gemelas al unisonó,
haciendo que mi cabeza doliera a horrores, y que mis lagrimas aumentaran en
gran cantidad ¿Qué era eso? Ese sentimiento que me había invadido en aquel momento…
¿de qué se trataba…?
-¿Quieres que te ayudemos…?
Y con esa pregunta, ambas gemelas lograron captar mi
atención. Cada una, con una gran sonrisa dibujada en el rostro. Me observaron con
curiosidad, hasta el momento en el que asentí y rieron con desgana…
¿Acaso fui siempre tan predecible? ¿Acaso no estaba bien
aceptar su ayuda…? ¿Acaso no era esto amor…?
¿Acaso no desean
ayudarme…?
¿Acaso es pecado amar
como lo hago yo…?
¿Acaso no es odio, lo
que siento en mi interior…?
La locura, es la
única enfermedad que ni los milagros pueden sanar… una vez que caes, ya no
tienes lugar a donde volver… una vez que caes, ya no tienes nada que perder…
Ahora me doy cuenta
que… ya no tengo nada que perder…
Tercer golpe. Definitivamente voy a empezar a seguirte!!
ResponderEliminarJajja xDDD ¡Okay! xD ¡Muchas gracias, también! :'D Me alegra que te hayan gustado mis escritos ;u;
Eliminar